miércoles, 19 de noviembre de 2014

Laura Perales Bermejo: "En vez de escuchar todos esos consejos deberíamos escuchar a nuestros hijos"



¿Quién es Laura Perales Bermejo?
Laura Perales Bermejo es española, mamá y psicóloga infantil especializada en prevención (Lic. en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid), Máster en Promoción de la Salud y Prevención Infantil y Máster en Crianza Ecológica y Prevención Psicosocial. Es además Presidenta de la Plataforma por la Crianza con Respeto (de la cual es parte Criando Pensamientos), miembro asociado de la Es.Te.r (Escuela Española de Terapia Reichiana) y está inscrita en la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento. Su enfoque engloba la Psicología Reichiana, la Teoría del Apego y la Psicología Humanista.

Hola Laura, bienvenida a Criando Pensamientos. Gracias por prestarnos un rato de tu tiempo.
Tu sitio web se denomina Crianza Autorregulada ¿Cómo definirías brevemente este concepto y cuáles son sus beneficios?
Bueno, se llama así porque esta manera de criar se suele llamar comunmente "crianza con apego", pero es erróneo. Hay varios tipos de apego: apego seguro (que se correspondería con lo que se hace en este tipo de crianza) y apego inseguro (con varios subtipos del mismo). Incluso un maltratador está criando con apego. Inseguro, pero apego. Apego no significa amor, aunque esté implícito en el apego seguro, apego es supervivencia. Por eso es el triple de crudo ver como la gente ignora el llanto de un bebé que llora por instinto con el fin de mantener la cercanía de la figura de apego para sobrevivir. Hay mucha confusión con estos términos.

Además, la teoría del apego es sólo una parte y posterior a la verdadera raíz de todo esto, al padre de la crianza respetuosa: Wilhelm Reich. Reich ya hablaba (muchos años antes de que surgiese la teoría de apego) de embarazos sanos, partos naturales, no separación del bebé tras el parto, atender las necesidades emocionales del bebé y del niño, no negar las emociones y acompañarlas, respetar los procesos naturales de los niños...y precisamente de Reich, junto con su gran amigo Neill (Summerhill), surge el concepto de autorregulación, estar en contacto con uno mismo, saber lo que uno siente y demandar lo que uno quiere. Estar en contacto con lo vivo, porque aun no han conseguido matarlo en nosotros.


No me gusta hablar de "manera" de criar ni de beneficios, porque esto es criar...lo que llevamos haciendo durante la mayoría de nuestra historia como especie y por tanto lo que estamos preparados como especie para recibir. Lo otro, son modas (cunas, carritos, sillas de pensar...), y además son daniñas. Por eso tampoco me gusta hablar de beneficios, porque de ese modo normalizamos lo otro. Y no es eso, lo otro es perjudicial, esto es lo que debemos hacer, con las limitaciones propias de vivir en la cultura en la que vivimos y las circunstancias y mochilas personales, si, pero en la medida de lo posible, nos acercaremos todo lo que podamos a lo saludable. Sin buscar beneficios (aunque numerosos estudios indiquen que los hay). Porque criamos así por responsabilidad y ética, no buscando resultados.


¿Cómo llegaste a donde estás hoy, a ser una profesional dedicada a estos temas?
Llegué hasta aquí por varios motivos. El primero, que en la facultad de psicología, las cosas que veíamos como evidencias científicas, se corresponden con la crianza respetuosa. Pero a la hora de proponer tratamiento, no tenía nada que ver, y a mí eso siempre me chocó y me indignó, porque no puedes dañar a tus pacientes sólo porque los padres son los que pagan y buscan resultados (que no lo son) rápidos, sabiendo que el tratamiento propuesto pasa por encima de toda la evidencia científica sobre lo que entiende, pretende y necesita un niño.

El segundo, mi propia maternidad hace ya 5 años, ya habiendo finalizado la carrera. Como suele pasar, me puso más en contacto conmigo misma, con mi instinto, y comencé a buscar información y formación en esta línea. Desde entonces no he parado de formarme cada vez más, en psicología reichiana, teoría del apego, neurociencia... y seguiré formándome toda mi vida.


El tercero, la comprensión de la necesidad de un cambio en esta sociedad, que sólo es posible cambiando las cosas desde la raíz, desde la infancia. Poco a poco, generación tras generación, nos iremos acercando.

Como padres, ¿de qué modo podemos colaborar con la autorregulación de nuestros hijos?
Escuchándoles y observándoles. A veces, la respuesta a nuestra pregunta está delante de nuestras narices. Por ejemplo, si mi bebé llora en su cuna y se calma si duerme conmigo en la cama, el mensaje sobre lo que necesita el bebé (y lo que necesitamos como especie), está claro. En vez de escuchar todos esos consejos no pedidos con los que nos bombardean, deberíamos escuchar a nuestros hijos.

No interviniendo por sistema, olvidándonos de la compulsión a educar. La palabra educar ni siquiera debería existir, tendría que ser sustituida por la palabra acompañar.


Acompañando y acogiendo todas sus emociones, incluyendo la rabia, la tristeza y el miedo. El mensaje de que no me quieren o me rechazan cuando me enfado es muy peligroso. Si un niño se enfada, necesita comprensión y cercanía, igual que lo necesitaríamos nosotros.

Si hasta el momento no hemos aplicado ninguno de estos principios, ¿estamos a tiempo de cambiar de actitud? ¿De qué modo lo hacemos?
Siempre se puede compensar. Evidentemente, cuando más pequeñito sea el niño, más podremos hacer, más efectiva será la compensación, pero siempre puede hacerse. No sirve de mucho fustigarse con lo que hicimos en el pasado, porque además lo más común es que los padres actúen siempre pensando que hacen lo mejor para sus hijos. En ese momento teníamos esa información, ahora tenemos otra, y podemos hacer las cosas de otro modo y compensar lo anterior en la medida de lo posible.

Por ejemplo, si he aplicado métodos para aprender a dormir y ahora se que hacer eso daña la psique de mi bebé y hasta le daña físicamente a nivel cerebral, puedo comenzar a colechar. Si hasta el momento he reprimido la rabia de mi hijo pensando que hacía lo correcto, puedo comenzar a acompañarle y de paso, si ya tiene edad para entenderlo, puedo decirle que lo que hacía antes no estaba bien y que lo siento.


En tu experiencia profesional, ¿cuál es la principal fuente de conflicto en la crianza que podría ser evitable si respetáramos siempre la autorregulación?
La principal fuente de conflicto es el historial de los padres, las vivencias de su infancia que les han condicionado a la hora de tratar a sus hijos de determinada manera o de reaccionar o sentir ante lo que hacen ellos. Por mucho que quieran hacer las cosas lo mejor posible, su historia personal está grabada a fuego, y, especialmente en los momento s de estrés, sale todo aquello. La terapia personal (y no cualquiera) debería ser algo primordial antes de pensar en ser padres, debería estar financiada por el estado y ofrecerse de modo gratuito a las familias.

Otra fuente muy importante de conflicto es la falta de comprensión sobre lo que es un niño. Se les piden cosas que aun no están preparados para hacer (como el aprendizaje intelectual antes de los 7 años, cuando deberían estar aprendiendo mediante el juego, el movimiento y el ejemplo) y no se les permite hacer cosas para las que si están preparados. Son ciudadanos de segunda, a los que se pisotea constantemente, y, si protestan, encima son malos. No se tienen en cuenta las etapas del desarrollo, lo que necesita y entiende un niño a cada edad. Y la sociedad no ayuda en esto, porque inunda a los padres de conceptos falsos y dañinos.


Por último, el modo en el que vivimos, que es antinatural. Estamos preparados como especie para vivir en tribu, para criar a los niños en comunidad. Por mucho que en una pareja uno de los dos pueda permitirse no trabajar y quedarse en casa con su bebé, la casa se le va a venir encima, le va a desbordar, y van a surgir conflictos.


¿Qué consejo o palabras te gustaría hacerle llegar a los padres que te leen aquí en Argentina y en todo el mundo?
Que dejen de ver a sus hijos como el enemigo y les vean como lo que son, personas que les quieren de manera incondicional (a los que deberíamos querer igual), que nacen con bondad innata, que no buscan manipularnos y que beben de todo lo que hacen los padres. Que la crianza no es una guerra. Que piensen en el modelo de acción que están trasladando a sus hijos, en el que el más fuerte se impone al débil por sistema, y tengan en cuenta que su hijo va a hacer eso con otros niños porque les enseñamos que ese es el modelo a seguir, que van a hacerlo con nosotros en la adolescencia, que va a dañarles de por vida.

Que criar con ética y respeto ofrece otro modelo a los niños. Un niño que es respetado, que ve que sus padres se respetan entre ellos y respetan a los demás, no necesita ser educado en valores, porque ya los está viviendo. Hay cosas que no se educan.


Que el mundo necesita este cambio, la sociedad está profundamente enferma y hay que ir cambiando las cosas desde la crianza. No sólo por nuestros hijos, sino por la generación completa y las que vendrán.


¿Cómo podemos ponernos en contacto contigo si necesitamos hacer una consulta o queremos leer tus textos?
Podéis poneros en contacto conmigo a través de mi web Crianza Autorregulada. Aunque soy de Madrid (España), realizo eventos y consultas online para que tengan acceso a ello familias de cualquier parte del mundo.

¡Muchas gracias Laura por tu tiempo!

Más info sobre el trabajo de Laura en Facebook Twitter.


Laura impartiendo un círculo de familia


1 comentario:

  1. Muy acertado el artículo, hay momentos donde aprovechar esa educación diferente es un paso para que avancen en otro camino diferente y puedan hacerse seres éticos y adultos mucho antes de lo que lo fuimos nosotros

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