sábado, 13 de septiembre de 2014

¡Me siento desbordad@! ¿Qué hago? 10 claves para enfrentar conflictos familiares


La crianza está plagada de esos momentos de desborde donde sentimos que todas las teorías son inaplicables y las situaciones nos sobrepasan. Nos encontramos enojados, muchas veces gritando, y sin herramientas para enfrentarnos de otro modo a los conflictos.

Y si bien hay muchos libros recomendables que nos pueden ayudar, la vida cotidiana no siempre nos permite tener el tiempo para leerlos. Por todas estas cuestiones es que se me ocurrió resumir en estos 10 puntos algunas claves para encontrar un balance familiar. Tal vez algunas de ellas puedan ser positivas para ustedes.

¡Espero sus comentarios!

1. Seamos conscientes de nuestro estado de ánimo y del contexto.
Muchas veces los conflictos se ven agravados por nuestro humor, cansancio, estrés laboral, etc. Tomar consciencia del estado de ánimo es un extra que nos permite ser menos vulnerables a reaccionar impulsivamente.
Otras veces el contexto nos juega en contra: podría ser una casa ajena o un comercio. Los espacios públicos suelen ser particularmente poco aptos para los niños. Por ejemplo, un niño en edad de deambular (15 a 30 meses aproximadamente) dentro de un restaurante repleto de gente se convierte rápidamente en un problema. Busquemos espacios que se adapten a las necesidades de todos los miembros de la familia. Y si el contexto no ayuda probemos ser flexibles (punto 4) o cambiarlo.

2. Tomémonos un minuto antes de reaccionar.
¿No les pasa que la primera reacción suele ser más exagerada de lo que hubiesen querido? Por eso existen las técnicas de contar hasta 10. Pensemos un minuto cómo vamos a responder ante un problema y qué queremos lograr como objetivo (frenar, cambiar, consensuar, disuadir). Vamos a evitar muchos gritos innecesarios.

3. Comuniquemos claramente nuestras necesidades y las reglas del hogar.
Hablar de todo en casa es muy importante. Que cada miembro de la familia tenga su espacio para ser escuchado (realmente escuchado, sin interrupciones ni juicios) y las reglas se consensúen en conjunto suele ser muy beneficioso. Me gustaría incluir en ese punto el hecho de decir siempre la verdad a los chicos, sea el tema que sea, adaptando el lenguaje a su nivel de comprensión. Es muy común que los hijos estén nerviosos porque perciben problemas "de grandes" y no pueden expresar o comprender los hechos por falta de información. Un hogar democrático se construye entre todos.

4. Intentemos ser más flexibles.
No se trata de dejar que los chicos hagan lo que quieran, no. Siempre me encuentro escribiendo esta frase. ¿Será porque es una de las primeras críticas que recibo de quien no conoce sobre la crianza respetuosa?
Intentar ser más flexibles es pensar: ¿realmente es importante esta situación en este momento? ¿Si se baña ahora, dentro de diez minutos o mañana (suponiendo que el niño en cuestión no está cubierto de barro, digamos) no es lo mismo? La rigidez es un gran enemigo de la crianza. Recordemos que una clave para la supervivencia del ser humano es su capacidad de adaptación.

5. Conozcamos las características de la edad de nuestros hijos.
Si sabemos que los berrinches son normales, comienzan a los 18 meses (mes antes, mes después) o que los niños antes de los 3 años no comprenden totalmente el significado del "no" nuestras expectativas van a ser más realistas. No vamos a pretender que ordenen su cuarto antes de cierta edad ni que todos los días realicen las mismas rutinas sin quejarse o sin tomarlo como un juego. Esto se puede aplicar a cualquier edad. El pensamiento abstracto, por ejemplo, se va adquiriendo a partir de los 6 años y se completa a los 12. Hay reglas de comportamiento que, simplemente, no podemos pedirle a nuestros hijos si aun no están lo suficientemente maduros.

6. Reveamos y critiquemos siempre las interpretaciones de los comportamientos.
Esto pasa mucho. "Mi nena escribe la pared, le digo que no y se ríe. Me está desafiando" se puede leer también como "Mi nena escribe la pared, todavía no entiende bien que no se puede, le parece divertido". Infinidad de veces, diría yo, los adultos creamos problemas donde no los hay por seguir interpretaciones naturalizadas socialmente, pero que pueden ser erróneas. Todos los niños pasan por fases que son pasajeras (aunque pueden ser inoportunas y molestas, claro). Ellos aprenden con la repetición y el ejemplo, por lo cual necesitamos tener una dosis extra de paciencia.

7. Pidamos ayuda siempre que la necesitemos.
Si nos sentimos desbordados, pidamos ayuda. Ayuda para delegar otras tareas que nos entorpezcan la crianza, ayuda para poder tomarnos un tiempo propio de distensión o incluso ayuda profesional. Una consulta psicológica (familiar, individual, etc) o psicopedagógica (si el problema estuviese relacionado con el aprendizaje) nos puede desvanecer preocupaciones y sumar herramientas para el día a día.

8. Compartamos experiencias con otros padres.
Amigos, familiares, papás del colegio o desconocidos. Sí. Hoy es muy fácil compartir en Internet, leer foros, participar en grupos de Facebook y ponerse en contacto con otros padres en forma online. ¡Cuánto mejor nos hace sentir saber que otros están pasando por lo mismo! A veces compartiendo descubrimos estrategias e ideas nuevas. Y si no, de todos modos sabernos acompañados siempre es un plus.

9. Evitemos las situaciones que ya sabemos que generan conflicto.
Dependerá de cada familia ir conociendo las fuentes de los conflictos: pasar frente a un determinado comercio, llevar a los chicos a alguna parte cuando están cansados, planificar demasiadas actividades juntas, dejar a la vista una pertenencia que no podemos compartir entre todos, son algunos ejemplos.

10. ¿Y si me desbordé por completo? Sé que fui injusto con mis hijos... ¿Qué hago? 
Siempre estamos a tiempo de arrepentirnos y admitir nuestros errores. ¡Errar es humano! Yo creo que pedir disculpas es un buen comienzo, seguido de explicar nuestras razones y sentarnos a hablar (punto 3). Nadie puede pretender ser perfecto, eso no existe. Dejemos las culpas de lado y avancemos con la convicción de que podemos aprender a ser un poquito mejores cada día. Es el gran desafío de ser padres. ¿No creen?

2 comentarios:

  1. Gracias. Me es de muchísima ayuda. Mi situación (vivimos en una habitación de prestado en un ambiente hostil y psicológicamente violento) asi q si, me siento desbordaba varias veces. Gracias al encontrar guias para la crianza respetuoza nos llevamos mejor, dejamos mitos absurdos atras y se nos hizo mas facil (en lugar d ser mas difícil) Muchas, muchísimas gracias. De corazon

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    1. Gracias por comentar! Me llena el alma de esperanza saber que pudo ser de ayuda. Abrazos!!! A no bajar los brazos.

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